La historia de la doctrina social de la Iglesia Católica es una historia tumultuosa. En específico, el tema de la riqueza y de su composición social ha sido un tema muy debatido dentro y fuera de la institución religiosa. Hubo una época crucial, un punto de inflección en la historia de la Iglesia, en dónde este tema cobró un valor muy importante para el mismo futuro de la institución. Eran los siglos IV y V, un período de crisis e inestabilidad. Como dice el refrán “en río revuelto, ganancia de pescadores”, y en esa época no había mejores pescadores que los religiosos cristianos.
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Existe una dificultad objetiva a la hora de abarcar (no ya en su totalidad) un tema de naturaleza religiosa, o de razonar con tales conceptos de forma que puedan parecer aceptables. Parte de la dificultad radica en que el tema es susceptible de infinitas apreciaciones o interpretaciones que pueden ocasionar contrastes y discusiones. Por lo dicho, y porque es imprescindible mantener cierto orden conceptual, la cuestión que analizaremos tiene como núcleo los textos sagrados (Antiguo y Nuevo Testamento). Juntando fe, riqueza y capitalismo, la polémica salta a la vista. Y como es sabido, la Biblia incluye fuentes y contenido de muy variada naturaleza, de modo que si en relación al tema que nos ocupa expertos teólogos y el clero en general han debatido durante siglos y siguen enfrentándose, no sólo en la teoría, sino también en la práctica, mediante una serie de conductas que oscilan entre una cálida y cercana austeridad y una opulencia incluso ofensiva, quien escribe no se atreve a dar por zanjada la cuestión y, ni mucho menos, juzgar a nadie. Al contrario: daremos un respetuoso punto de vista o razonamiento con la conciencia de que no será más que una cara entre las muchas que conforman el poliedro en que consiste nuestra realidad. En otras palabras, nuestro propósito es que a través de una selección que no pretende ser exhaustiva, lleguemos, eso sí, a una idea razonablemente concluyente: el mensaje bíblico sobre la riqueza, capitalismo y fe es, en líneas generales, el siguiente... El plan es plasmar los conceptos, analogías y máximas a partir de las cuales se pueda inferir una suerte de principios generales (una moral) sobre la espinosa cuestión de la riqueza, el capitalismo y la fe. Juntando fe, riqueza y capitalismo, la polémica salta a la vista. |